— Consagra su vida a África en 1849, realizando un proyecto que lo lleva a arriesgar la vida varias veces en las difíciles expediciones misioneras desde 1857, que es cuando va por primera vez a África. Desafortunadamente sus colegas murieron al poco tiempo a causa de las enfermedades tropicales de la época.
— El 31 de diciembre de 1854, año en que se proclama el dogma de la Inmaculada Concepción de María, es ordenado sacerdote por el Beato Juan Nepomuceno Tschiderer, Obispo de Trento.
— En 1864 escribe un Plan fundado sobre la idea de « salvar África por medio de África », que demuestra la confianza que Comboni tiene en los africanos, pensando que serán ellos los protagonistas de su propia evangelización (Plan de 1864).
— Fiel a su consigna « África o muerte », no obstante las dificultades sigue con su Plan fundando, en 1867, el Instituto de los Misioneros Combonianos.
— Voz profética, anuncia a toda la Iglesia, sobre todo en Europa, que ha llegado la hora de evangelizar a los pueblos de África. No teme presentarse, como simple sacerdote que es, a los Obispos del Concilio Vaticano I, pidiéndoles que cada Iglesia local se comprometa en la conversión de África (Postulatum, 1870).
— Demostrando un valor fuera de lo común, Comboni consigue que también las religiosas participen directamente en la misión de África Central, siendo el primero en tomar tal iniciativa. En 1872, funda un Instituto de religiosas dedicadas exclusivamente a la misión: las Hermanas Misioneras Combonianas.
— En 1877, es consagrado Obispo nombrado Vicario Apostólico de África Central.
— Muere en Jartum, Sudán, abatido por las fatigas y cruces, en la noche del 10 de octubre de 1881. — El 26 de marzo de 1994, se reconoce la heroicidad de sus virtudes.
— El 6 de abril de 1995, se reconoce el milagro realizado por su intercesión en una muchacha afrobrasileña, la joven María José de Oliveira Paixão.
— El 17 de marzo de 1996, es beatificado por el Papa Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro de Roma. — El 20 de diciembre del 2002, se reconoce el segundo milagro realizado por su intercesión en une madre musulmana del Sudan, Lubna Abdel Aziz.
_ El 5 de octubre de 2003, es canonizado por el Papa Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro, en Roma.
_ En la actualidad, los Combonianos son alrededor de 1700 sacerdotes y hermanos, y están presentes en 40 países de cuatro continentes.
Tres palabras podrían dibujarnos su vida, más bien breve: misionero, padre, profeta.
1- Misionero
En la vida de Daniel Comboni hay una idea globalizante que le roba mente y corazón, que da sentido a todo su ser y quehacer: la misión, y, más concretamente, la evangelización de África Central, un sueño que rayaba por aquel entonces en la utopía. A tal proyecto y vocación dedicará todas sus energías hasta el último aliento, exhalado precisamente en el mismo corazón del África profunda.
2- Padre
Como misionero, Daniel Comboni se siente sobre todo hermano; de los africanos, en primer lugar, a quienes ve como pertenecientes a su misma familia, hijos de un mismo Padre; y de los europeos, a quienes corresponsabiliza fraternalmente en la evangelización de los mismos africanos.
Sin embargo, la misión lo hará también, y sobre todo, padre: de la primeras comunidades cristianas, Iglesias, de África Central, y de dos Institutos exclusivamente misioneros fundados en la ciudad italiana de Verona. A distancia de una ya larga centuria, su figura carismática sigue suscitando fervor entre los jóvenes y engendrando nuevas familias al servicio de la Iglesia misionera: Seculares y Laicos Misioneros Combonianos.
3- Profeta
El profetismo en Daniel Comboni toma rasgos diferenciados y complementarios a un mismo tiempo. Entre ellos cabe destacar tres altamente significativos:
Testigo: Ante todo, del amor misericordioso del Padre, que en Cristo salva a todos los pueblos, también a los africanos. Testigo con la palabra (lo gritó a todas las clases sociales y eclesiales de la Europa de su tiempo), y con las obras (trabajó y murió con África en los labios y en el corazón).
Precursor: Daniel Comboni no sólo fue en el tiempo uno de los pioneros de la misión en África Central, sino también un precursor, un adelantado a su propia época. Su «Plan para la regeneración de África», el «Mensaje a los padres del Concilio Vaticano I en favor de los africanos», la incorporación de los laicos y de la mujer consagrada a la misión directa, la confianza total en los africanos (su «salvar África por medio de África»), su visión eclesial e internacional de la tarea misionera, la idea globalizante de la misión (evangelización, animación misionera, formación de futuros misioneros)… son elementos típicamente Combonianos y misioneros de gran actualidad.
Mártir: Sin duda es el aspecto más profundo del profetismo de Comboni. Mártir en su cuerpo y en su espíritu. Aunque no dio físicamente su sangre, su vida está místicamente estigmatizada por la cruz y caída cual grano de trigo en el surco de su tierra africana. Martirio que lo hace profundamente contemplativo y maestro de espiritualidad misionera.
La canonización de Daniel Comboni el 05 de Octubre del 2003, en la Plaza de San Pedro de Roma, es el reconocimiento y la confirmación eclesial de una vida según el proyecto del Padre. Y de este modo el carisma Comboniano se hace propuesta a la Iglesia, al mundo de hoy. Es el nuevo desafío de Comboni a todos los que de algún modo se sienten llamados a ser «familia Comboniana».